20-N, 30 años.
Tenía 17 años cuando camino un día de invierno, en la radio del autobús que nos llevaba desde la plaza Zabalburu hasta la Universidad oímos el último y más deseado parte médico. Por fin.
Ya en el paraninfo universitario nos comunicaron que “por el motivo que todos ustedes saben la universidad queda cerrada en señal de luto por una semana”. Los aplausos, las risas y la fiesta continuó toda la mañana.
Y entonces se inventó la palabra mágica: “La Transición”. Y tengo que reconocer que habiendo sido un militante “rupturista”, contrario a las formas en que se estaban dando los pasos que han posibilitado la gran mayoría de los cambios que se han producido, entiendo que al día de hoy, cambios, los ha habido muchos y muy importantes.
El ejercito y la Iglesia han sido reconducidos y, al día de hoy no son, afortunadamente, ni la sombra de lo que eran, aunque todavía les queden enormes ramalazos del pasado.
De Jefe de Estado no cambiamos, y tenemos al que designó el dictador, pero también reconozco, desde mi fe republicana, que su presencia al día de la fecha, no es un problema ni para mí, ni para Euskadi, ni para el Estado democrático.
Y en general, el periodo post-franquista ha sido bueno para casi todos.
Pero ahora que estamos en una democracia que casi nadie cuestiona, y que tenemos ilustres letrados que incluso se atreven ya a condenar a no menos “ilustres terroristas asesinos” como Pinochet, etc…, que se montan juicios contra indiscutibles criminales de guerra, como por ejemplo en Yugoslavia o Irak, lamento profundamente que todos aquellos terroristas que fueron condecorados y paseados bajo palio a la vez que cometían enormes atrocidades y permanentes conculcaciones de DD.HH. sigan muriendo en la cama sin más sufrimiento que el que les pueda ocasionar sus conciencias.
Y lo que es peor, que los que le siguieron, y siguen manifestándose públicamente sus herederos, y que no ocultan sus deseos de que en caso de que la correlación de fuerzas les resultase favorable desearían volvernos a llevar a las condiciones aquellas, todos esos terroristas con nombre y apellidos (Tejeros, …) siguen sueltos y paseando triunfantes por sus ahora escasos y reconducidas áreas de actuación (Valle de los Caidos, …), como las reservas indias, pero deseosos de salirse de las mismas a la primera ocasión.
Ya en el paraninfo universitario nos comunicaron que “por el motivo que todos ustedes saben la universidad queda cerrada en señal de luto por una semana”. Los aplausos, las risas y la fiesta continuó toda la mañana.
Y entonces se inventó la palabra mágica: “La Transición”. Y tengo que reconocer que habiendo sido un militante “rupturista”, contrario a las formas en que se estaban dando los pasos que han posibilitado la gran mayoría de los cambios que se han producido, entiendo que al día de hoy, cambios, los ha habido muchos y muy importantes.
El ejercito y la Iglesia han sido reconducidos y, al día de hoy no son, afortunadamente, ni la sombra de lo que eran, aunque todavía les queden enormes ramalazos del pasado.
De Jefe de Estado no cambiamos, y tenemos al que designó el dictador, pero también reconozco, desde mi fe republicana, que su presencia al día de la fecha, no es un problema ni para mí, ni para Euskadi, ni para el Estado democrático.
Y en general, el periodo post-franquista ha sido bueno para casi todos.
Pero ahora que estamos en una democracia que casi nadie cuestiona, y que tenemos ilustres letrados que incluso se atreven ya a condenar a no menos “ilustres terroristas asesinos” como Pinochet, etc…, que se montan juicios contra indiscutibles criminales de guerra, como por ejemplo en Yugoslavia o Irak, lamento profundamente que todos aquellos terroristas que fueron condecorados y paseados bajo palio a la vez que cometían enormes atrocidades y permanentes conculcaciones de DD.HH. sigan muriendo en la cama sin más sufrimiento que el que les pueda ocasionar sus conciencias.
Y lo que es peor, que los que le siguieron, y siguen manifestándose públicamente sus herederos, y que no ocultan sus deseos de que en caso de que la correlación de fuerzas les resultase favorable desearían volvernos a llevar a las condiciones aquellas, todos esos terroristas con nombre y apellidos (Tejeros, …) siguen sueltos y paseando triunfantes por sus ahora escasos y reconducidas áreas de actuación (Valle de los Caidos, …), como las reservas indias, pero deseosos de salirse de las mismas a la primera ocasión.