30 años de RASD

En elmundo del periodismo, y tal como reconoce Carmen Rigalt, algunos temas están gafados.

Ella misma, que no cree en gafes, ha asistido durante años a la impasibilidad de los medios de comunicación ante el problema saharaui. «Es un tema que no vende», suelen decir los jefes, atrapados en las máximas del «periodismo boutique». Los jefes son águilas, no oenegés. Sólo en época de rebajas dan salida a los temas que duermen en la nevera. Verbigracia: los saharauis. Siempre hay un becario dispuesto a dar la cara por ellos. Y mientras haya becarios, habrá saharauis. El lunes 27 se cumple el 30º aniversario de la fundación de la RASD (República Arabe Socialista Democrática), y los saharauis vuelven a los periódicos sin necesidad de ayuda becaria.

El motivo es tan doloroso como insólito: se les ha inundado el desierto. La catástrofe vivida en los campamentos hace que hoy dirijamos una mirada de compasión hacia un pueblo cuya causa está aparcada en el trastero de nuestra memoria.

Yo también estuve en Tinduf y compartí con los refugiados su comida, las sesiones de te y horas de conversación bajo el cielo deshidratado de las jaimas. Fue una de las experiencias más intensas de mi vida porque estando allí con ellos sentí la lucha de aquella gente como propia.

Niños y niñas viajan a la peninsula todos los veranos y algunos de ellos, aterrizan en Euskal Herria. Los que lo hacen por primera vez descubren las bicicletas, el mar y los bocadillos de chorizo. Vuelven a los campamentos con camisetas del Atlhletic o la Real y chapurrean saludos en euskera.

Durante 30 años estos saharauis han trabajado duro, pero el desierto es imbatible. Hace unos días, el cielo bramó y un diluvio arrasó los campamentos. Ahora, la catástrofe permite que todos seamos un poco becarios para arrimarles el hombro y la palabra.

Desde Sopelana, gracias a Nuyum, podremos canalizar la ayuda a los saharauis de una manera más eficaz, y como muestra de solidaridad, en el Ayuntamiento hondeará ese día la bandera cuatrilolor.