Erikenea, -del 31-VIII-05 al 31-III-07-

jueves, febrero 9

¿Libertad de expresión?

Al hilo del “conflicto de las caricaturas de Mahoma”, me vienen varios puntos a la cabeza antes de entrar a cualquier debate:

-La revista danesa que publicó los dibujos se caracteriza por su carácter ultraderechista y aunque pretenda disfrazar el tema como la expresión de un choque de civilizaciones entre un Occidente demócrata y liberal y un Islam que rechaza la libertad de expresión, parece más probable que esconda un rechazo a la inmigración y a las culturas que estas conllevan que cualquier otro motivo que anime a salir en su defensa.

-Ningún periódico respetable europeo publicaría hoy unas caricaturas que se burlaran de las mujeres, de los enanos, de las vírgenes, de los homosexuales, de los irlandeses o de los gitanos. Y no tanto por miedo a la justicia, sino más bien por reglas no escritas de buen gusto y sentido común.

-Por otra parte, en Europa ya conocemos problemas de censura y de protestas de extremistas de religiones bien asentadas en el continente por el mero hecho de producirse películas que ellos entienden que atentan contra sus principios religiosos. Recuerdo por ejemplo “La última tentación de Cristo”. ¿Hasta qué punto la ley puede defender a un número determinado de ciudadanos de lo que para ellos es “sagrado” ?

-Las protestas en Europa, en general, son en realidad más bien escasas, moderadas, han movilizado a un tanto por ciento reducido de musulmanes y han estado más bien centradas en el tema del mal uso de la libertad de expresión.

-¿Y si nos fijamos en el mapa de los disturbios? ¿No son todos los países afectados por la violencia aquellos en los que el régimen y ciertas fuerzas políticas tienen cuentas pendientes con los países europeos? ¿No son todos dirigidos por militares, jeques y antidemócratas varios que han sabido instrumentalizar el conflicto?

-Es evidente que se está jugando con fuego. Y que una vez más son los extremos ideológicos los interesados en mantener viva la confrontación.

-Herir las convicciones de otros, en particular las convicciones religiosas, es fácilmente evitable y para nada contradictorio con la libertad de expresión, cuando ésta se ejerce con responsabilidad, y aplicando aquello de que “mi libertad termina donde empieza la del otro”. Todas las provocaciones que instigan peligrosamente las pasiones más intimas del contrario, probablemente a algunos les dé dinero y notoriedad, pero a la mayoría nos pone en un camino a ninguna parte por el cual la gran mayoría no queremos transitar.

Y para finalizar por hoy este tema, el de la "libertad de expresión", y hablando de asuntos más de casa, aplaudo la posible multa del Gobierno a una empresa de Baracaldo por propaganda sexista, y que por cierto me sugiere tres comentarios:
-Como persona, me indigna el tratamiento que hace de la mujer como “elemento calentador”.
-Como varón, me indigna que nos trate como babeantes gilipollas.
-Como ciudadano, me jode que a pesar de la multa, le salga super rentable el anuncio, después de la enorme divulgación que ha tenido en todos los medios.

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