La convención del PP
Comentaba Iñaki Gonzalez en DEIA sobre la Convención Popular la curiosa autodefinición como “centrista reformista” de un partido cada vez más escorado a la derecha y cada vez con menos disimulo a sus añoranzas de tiempos anteriores.
Una cita en la que sin disimulos se anticipa un documento final no modificable en lo sustancial dejando bien claro que los asistentes deben limitarse a escuchar y aplaudir, no en vano su convención es un proceso de reunión y aclamación sin capacidad decisoria ni correctora de las decisiones del comité ejecutivo.
Un ideario que se resume en una palabra: liberalismo, como sinónimo de libertad, y sociedad abierta. Un espíritu liberal similar al de 1812. Un espíritu que, por cierto, sirvió para arrebatar el cuerpo jurídico foral y romper el pacto de la corona con los territorios vascos con normas que, por cierto, la Constitución española de 1978 derogó.
Un discurso nacional español frente a lo que llama nacionalismos excluyentes. Un nacionalismo absorbedor de otros, que con tradición cultural y conciencia sociopolítica histórica propias, parece ser que en su ideario no tienen derecho ni a existir.
Una serie de medidas tendentes a facilitar la recentralización del Estado. A saber:
-Elevar la mayoría necesaria para modificar estatutos,
-Habilitar el recurso previo de inconstitucionalidad y
-Detallar las competencias exclusivas del Estado.
No se puede, comentaba Iñaki, y yo lo suscribo al 100%, decir que sea hueco el ideario. Pero tampoco que sea sinónimo de libertad.
Una cita en la que sin disimulos se anticipa un documento final no modificable en lo sustancial dejando bien claro que los asistentes deben limitarse a escuchar y aplaudir, no en vano su convención es un proceso de reunión y aclamación sin capacidad decisoria ni correctora de las decisiones del comité ejecutivo.
Un ideario que se resume en una palabra: liberalismo, como sinónimo de libertad, y sociedad abierta. Un espíritu liberal similar al de 1812. Un espíritu que, por cierto, sirvió para arrebatar el cuerpo jurídico foral y romper el pacto de la corona con los territorios vascos con normas que, por cierto, la Constitución española de 1978 derogó.
Un discurso nacional español frente a lo que llama nacionalismos excluyentes. Un nacionalismo absorbedor de otros, que con tradición cultural y conciencia sociopolítica histórica propias, parece ser que en su ideario no tienen derecho ni a existir.
Una serie de medidas tendentes a facilitar la recentralización del Estado. A saber:
-Elevar la mayoría necesaria para modificar estatutos,
-Habilitar el recurso previo de inconstitucionalidad y
-Detallar las competencias exclusivas del Estado.
No se puede, comentaba Iñaki, y yo lo suscribo al 100%, decir que sea hueco el ideario. Pero tampoco que sea sinónimo de libertad.