Premio socialista a duquesa latifundista

Escribía José Ramón Blázquez en DEIA que en un país donde un Gobierno socialista dobla la rodilla servilmente nombrando hija predilecta a una latifundista, símbolo de la opresión feudal y de la peor y más decadente aristocracia andaluza, no puede denotar más que una grave alteración de los valores sociales y un despiste monumental sobre lo que es importante y lo que es banal.

Imagino el bochorno no ya de tantos socialistas honrados, sino de cuantos creen que la conciencia no es tan relativa como para olvidar el largo e inacabado camino de la justicia.

¿Qué tal si le damos una medalla al diablo por cachondo? ¿Y si inmortalizamos a la muerte por su concluyente igualación de las personas? Si las instituciones públicas se dejan fascinar por la mercadotecnia de los poderosos (que éste ha sido el lance magistral de la duquesa de Alba), es imposible que los ciudadanos se sientan concernidos por un proyecto de equidad y responsabilidad ética.