Reflexiones sobre el 9-M
Amenazar, sabotear, con o sin silicona, romper, bombardear, que viene de desperdigar bombas entre población civil inocente, retener a la gente en atascos provocados por sus actos amenazadores, etc… son actos que solo mentes muy enfermas pueden creer que ayudan a aumentar su apoyo social.
Si un pueblo cierra sus establecimientos por miedo. Eso, ¿les parece sinceramente un éxito? Y a los que paran en principio porque creen sinceramente en la bondad de los motivos iniciales, ¿No creen que sus objetivos salen claramente perjudicados ante actitudes violentas de algunos miembros de la autodenominada izquierda abertzale?
Han conseguido que la mayoría de los establecimientos de mi pueblo cierren, pero ¿hay alguno de los convocantes de este “día de movilización” que me pueda decir a la cara, sin que le crezca la nariz, que los que han cerrado hoy lo han hecho de manera voluntaria, solidaria y seguidora de sus consignas?
¿Por qué no canalizan sus fuerzas, por otra parte nada despreciables desde el punto de vista numérico, en realizar una encuesta ciudadana, pueblo a pueblo, puerta a puerta, en la que pregunten a la ciudadanía lo que quieran, y en los términos que consideren oportunos, siempre que sean comprensibles, para que tengan una impresión más realista, más certera, de lo que los ciudadanos que compartimos sus mismas aceras en la vida cotidiana pensamos y nos preocupa realmente.
Con esos datos, y una temporada de análisis y reflexión, seguro, seguro, que si se lo toman en serio, y son inteligentes, cosa que no dudo de la inmensa mayoría, iniciarían un cambio rápido de actitud y comportamiento.
Si un pueblo cierra sus establecimientos por miedo. Eso, ¿les parece sinceramente un éxito? Y a los que paran en principio porque creen sinceramente en la bondad de los motivos iniciales, ¿No creen que sus objetivos salen claramente perjudicados ante actitudes violentas de algunos miembros de la autodenominada izquierda abertzale?
Han conseguido que la mayoría de los establecimientos de mi pueblo cierren, pero ¿hay alguno de los convocantes de este “día de movilización” que me pueda decir a la cara, sin que le crezca la nariz, que los que han cerrado hoy lo han hecho de manera voluntaria, solidaria y seguidora de sus consignas?
¿Por qué no canalizan sus fuerzas, por otra parte nada despreciables desde el punto de vista numérico, en realizar una encuesta ciudadana, pueblo a pueblo, puerta a puerta, en la que pregunten a la ciudadanía lo que quieran, y en los términos que consideren oportunos, siempre que sean comprensibles, para que tengan una impresión más realista, más certera, de lo que los ciudadanos que compartimos sus mismas aceras en la vida cotidiana pensamos y nos preocupa realmente.
Con esos datos, y una temporada de análisis y reflexión, seguro, seguro, que si se lo toman en serio, y son inteligentes, cosa que no dudo de la inmensa mayoría, iniciarían un cambio rápido de actitud y comportamiento.