A María Magdalena
Entre los libros que han pasado por mis manos durante los últimos meses han estado los superventas de Dan Brown, La Cena Secreta de Javier Sierra y algún otro que han conseguido reavivar mis simpatías hacia la compañera de Jesús. Creo que hoy es un buen día para dedicarle este espacio.
En Eclesalia * -Adital - he encontrado una carta que, no solo he leido con empatía, sino que me ha parecido interesante reproducirla aquí:
Querida María Magdalena:
¡Que alegría poder de nuevo reconocer tu verdadera identidad y que pena de toda la documentación y tradiciones perdidas que nos pudieran hoy aportar más luz sobre tu verdad!
La historia patriarcal de nuestro cristianismo tiene una profunda deuda contigo. Las autoridades religiosas y teológicas deberían pedirte perdón públicamente por la injusticia que han cometido con tu persona.
Primero se intentó silenciar tu protagonismo en la vida de Jesús y en el de la primera comunidad; después se te quiso robar el título de la primera testigo de la Resurrección, para atribuírselo a Pedro, tal como hizo el evangelio de Lucas (24,34) y Pablo que ni siquiera te nombra entre los testigos de la Resurrección (1Cor 15,5-8). Una opción ideológica y política que sirvió para reclamar el derecho exclusivo de los varones para gobernar y obtener las "ordenes sagradas" y sostener así el patriarcado socialmente dominante, aunque eso fuese traicionar la opción de Jesús de una comunidad de iguales.
Sólo las tradiciones marginales como la de los gnósticos y maniqueos te otorgaron la importancia que te habías merecido y te escogieron como representante de sus doctrinas. El reconocimiento de tu misión como Apóstol de los Apóstoles se difundió en grabados de los siglos XI y XII, y en las vidrieras del XIII de las catedrales de Chartres, Auxerre y Semur in Burgundy.
Con la exclusión del Canon de todos los Evangelios que no fueron reconocidos por la Iglesia oficial y la quema de los "escritos herejes" de los maniqueos y gnósticos se intentó liquidar tu figura y tu protagonismo. Con la desaparición de estos escritos, María Magdalena, heroína de los gnósticos, discípula principal, se desvaneció a su vez para resurgir brevemente entre los ortodoxos como testigo de la Resurrección y, si bien sobre todo, y de mayor importancia para la historia del cristianismo y las mujeres, como una ramera arrepentida"
Por que es verdad que para completar y justificar el robo de tu autoridad, como era imposible borrar tu presencia de los cuatro Evangelios, se te convirtió en la "pecadora", "la adúltera", la "llorona arrepentida"(aún se conserve el dicho de "llorar como una Magdalena"); la representante del "pecado de la carne" paradójicamente ¡tan femenino!
Y todo eso ¿cómo no?, se ratifica con la autoridad Papal.
Pero hoy de nuevo las investigaciones feministas y la de tantos/as teólogas y teólogos buscadores de la verdad, han vuelto a recuperar el esplendor de tu imagen. Pero aún están muy poco vulgarizadas sus conclusiones.