Yo votaría Sí

Si yo fuera catalán creo que también votaría sí al nuevo estatuto. Además, porque creo que aparte del texto, se vota la estrategia pactada de los dos grandes partidos catalanes, aunque el pacto se sellase en La Moncloa.

Por un lado Maragall se va a presentar como el hombre que trajo a Cataluña un nuevo Estatuto de autonomía. Más autonómico y acaso bordeando los límites de la Constitución, pero seguramente no inconstitucional, contra lo que predica el principal partido de la oposición española.

Por otro lado, el pragmatismo, el «seny» catalán, registra que más vale ese Estatut «recortado» en las Cortes españolas con respecto al texto llegado del Parlament, que no tener Estatut en absoluto.

A partir de mañana, se abren dos posibilidades:

Por un lado, la primera, aprobado el texto por la gran mayoría de la ciudadanía de Catalunya, a Maragall lo van a tratar como a un héroe, especialmente si el actual president se aviene a situarse en la hornacina que le tienen preparada junto a históricos como Tarradellas o Pujol.

Si no, la segunda posibilidad, si lucha por seguir, por reinventar el tripartito con Esquerra, habrá lío.

Un lío considerable, porque no es eso lo que Zapatero en su residencia pactó con Artur Mas, el líder de Convergencia. Lo que Zapatero, en el fondo, pactó con Mas fue la «pax catalana». Mayor autogobierno, pero sin estridencias. Colaboración con el Gobierno central. Y conducción moderada de los planteamientos en Cataluña, con base en un Govern de Convergencia i Unió con los socialistas.

Y viendo entonces cuales son las actuales corrientes tactico-estratégicas del área geográfica en la que nos toca convivir, no sería malo que supiesemos prepararnos a los nuevos tiempos.