Agur, 'Pertur'.
En EL CORREO, Jose Manuel Bujanda recuerda que 30 años más tarde de tu desaparición nos sigues doliendo y que por encima de cualquier otra consideración cientos de meses después del estupor seguimos acordándonos de ti. El pasado está ya escrito y podemos describirlo pero ya no podemos cambiarlo; el futuro, en cambio, es el mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos y nietos, está por escribir, lo haremos entre todos y es nuestro único patrimonio intacto y nuestra esperanza. Y a aquéllos que creen que no pueden cambiarse las tendencias y que no pueden cambiarse los rumbos torcidos tenemos que decirles que sí vale la pena sembrar. Es cierto que muchas semillas no germinan nunca, pero hay que decir que hay sólo un fruto que nunca se recoge, el de las semillas que no se haya tenido el coraje de plantar. Y, con el viento del norte, la lluvia mojando y el olor penetrante a salitre viejo deseo más que nunca que la condición de ser humano se anteponga de una vez por todas en Euskadi a cualquier otra consideración. Porque negar que todos los humanos somos iguales nos sigue llevando a la encrucijada, a la brutal y cruel contradicción de haberte arrancado la vida y arrebatado la conciencia, y a la incapacidad de descifrar el enigma de lo que significa negarte el ser en un acto de estúpida violencia física sin vuelta atrás, no rectificable ni modificable, definitivo, de vergüenza y escalofrío.
Desde tu desaparición, despedida de sangre y de dolor, la violencia en sus variadas expresiones, la intolerancia sectaria, la imbecilidad y la estupidez humana en suma han derramado sangre, desenfocado y distorsionado el problema a resolver entre todos, ha desgarrado cruelmente familias, ha generado intenso odio y afanes de venganza, ha provocado víctimas y deteriorado gravemente la convivencia ciudadana y solapado graves problemas sociales. Hoy y aquí, 'Pertur', creo que estarías de acuerdo en afirmar que es tarea de todos arrimar el hombro, que es un reto colectivo de toda la sociedad, que sin ira y por el futuro de nuestros hijos e hijas es hora y obligación de sus representantes políticos moverse, buscar, trabajar, conquistar la paz y la normalización política en esta Euskadi nuestra. Y es hora todavía, porque siempre lo será y porque la paz también debe de ser posible en Euskadi. Estés en la tierra que estés, qué horror y escalofrío, que te siga siendo leve, compañero de luchas y amigo de ilusiones. Siento que a muchos, 30 años más tarde, nos sigues doliendo, 'Pertur'. Te vieron vivo por última vez en julio del 76 en Behobia. Maldigo a los que te mataron. Agur, 'Pertur'.
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