La derechona de Manifa y la recogida de canicas
Hoy otra vez, manifa en Madrid. Y hasta aquí todo estupendo. El derecho de manifestación es incuestionable. Cada uno puede hacerlo cuando quiera, donde quiera, por lo que quiera y con quien quiera, si todo ello se ajusta a la legalidad vigente. Y hasta aquí también todo correcto.
La preocupación de muchos demócratas empieza cuando vemos que el que lo hace es el primer partido de la oposición en España y una de las cuatro patas políticas vascas, que lo hace en la capital donde ya ha paseado unas cuantas veces estos últimos meses, calentando al personal y provocando tensiones y enfrentamientos innecesarios y gratuitos, que lo hace de la mano de la derecha más retrograda, visceral, radical y dudosamente respetuosa de los principios demócratas, que ha desempolvado simbolos preconstitucionales, es decir, fachas y claramente franquistas, que no parece importarle el abandono de ese espacio centrado y moderado que siempre han intentado cuidar y liderar los aspirantes a La Moncloa y que para llegar a la misma parece que han optado por potenciar la crispación y el odio.
Y como suele decir un viejo amigo, abrir y soltar la colección de canicas de la caja es cuestión de 2 segundos. Una vez esparcidas por la habitación, recogerlas todas suele llevar bastantes minutos.
Y como suele decir un viejo amigo, abrir y soltar la colección de canicas de la caja es cuestión de 2 segundos. Una vez esparcidas por la habitación, recogerlas todas suele llevar bastantes minutos.