Erikenea, -del 31-VIII-05 al 31-III-07-

lunes, febrero 26

Un voto de confianza a Otegi


Cuatro afirmaciones absolutamente razonables:

1-Al final, la ciudadanía decide y eso resuelve el conflicto.

2-El Estado español no tiene que pagar ningún precio político a ETA. Eso equivaldría a plantear la rendición del Estado y con esa ecuación no hay solución.

3-El Estado español tiene un problema estructural con un país que mayoritariamente se siente nación.

4-La situación deseable, la que permitió por ejemplo hacer el proceso irlandés con más agilidad, fue que los dos grandes partidos mantuvieron una posición común para dar una solución al conflicto. El PP ha hecho una bandera electoral de esta cuestión. Su objetivo es, a través del sabotaje al proceso, intentar volver al poder, ése es el gran problema.

Todo lo anterior lo ha dicho, más o menos así, el Otegi que no termina de arrancarse con la condena de la violencia, pero que sigue despertando, periodicamente, pequeñas esperanzas. Y algo debemos de tener todos muy claro:

Del mismo modo que sin gente como el Rey, que no lo olvidemos, fue designado por Franco, o Adolfo Suárez, último ministro secretario general del Movimiento, la transición de la dictadura a una democracia naciente hubiera podido convertirse en otro baño de sangre, el fin de ETA debe ser facilitado también desde dentro del mundo terrorista. Y Otegi, aunque suene raro, puede ser el Rey o el Suarez de turno que dirija la larga travesía de "su pueblo" hacia la democracia.

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1 Comentarios:

Anonymous Anónimo opina ...

Ricardo, me pones cada día más difícil coincidir con tus apreciaciones. Será un bien para el diálogo pero creo que no sirve para nada más.

Resultará que, porque diga Otegi una obviedad, hemos de descubrir cada pocos días otro mediterráneo. Me encanta ese mensaje final hacia una nueva transición, como si en este país no se hubiera producido hace ya 30 años un proceso constituyente, o lo que sería peor, de ser esa tu propuesta, que debamos estar permanentemente en período constituyente para que se sume el último mohicano.

Ya te tengo dicho que no se puede mezclar la política con el sentimiento, te puedes sentir lo que te de la gana, pero un sentimiento, una creencia, una ilusión en fin, no pueden guiar la política después de las revoluciones que fundan la edad moderna.

Han pasado los años, y aunque no guste en ciertos sectores del nacionalismo violento y no violento, no habrá premio por cumplir la ley. Cada día más ciudadanos llegarán, no me atrevo a decirte que llegareis, a comprender que la ley es el premio, y eso será lo que ganaremos todos.

26 febrero, 2007  

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